Marco Enríquez-Ominami depende del triunfo de Sebastián Piñera si es que pretende liderar en serio el escenario político que le permita mirar con optimismo el 2014.
Frei cometió el error de creer que polarizando las cosas a punta de arengas ochenteras las cosas pintarían para mejor.
Mientras algunos pierden el tiempo inflando la reciente contratación de la Carolina Tohá como jefa de la campaña para la segunda vuelta de Eduardo Frei, incidente que a mi juicio no tiene mayor importancia a estas alturas, me gustaría poner sobre la mesa un aspecto que estoy seguro al Gobierno aterroriza mucho más que los 15 kilómetros de ventaja que lleva Sebastián Piñera y es que, pasados ya los chancacazos del domingo, es indudable la determinación de Marco Enríquez-Ominami de formalizar aquel 20% de apoyo en un proyecto político que hasta el minuto lo conocemos como la “nueva mayoría” y que lo tienen recorriendo nuevamente el país como si éste hubiese pasado al balotaje; plan que por cierto dependerá en gran medida, escúchenlo bien, de cerciorarse de que Eduardo Frei fracase en su intento por llegar a La Moneda.
Sigue leyendo Aquí el interesante análisis del Sociólogo Matías Carozzi escrito en El Mostrador
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