Estimada Camila:
Parto por decirte que
siento pena por ver a una chica tan bonita e
inteligente adherida
a ideas tan añejas como el catre de bronce y las
polainas. Si se trata
de ser antisistémicos, el anarquismo es harto
más moderno y
simpático que el comunismo, que ya forma parte de la
arqueología política.
Al menos el
anarquismo tiene algo muy salutífero: no le pone
cortapisas a la
libertad. En verdad, abusa de la libertad… aunque no
la ahoga.Ustedes ya
ganaron, Camila. El gobierno tiene las puertas más
que abiertas y ahora
es el momento de entrar a conversar, de cambiar
la descalificación
por el diálogo, las piedras por las propuestas y
las consignas por los
argumentos.
El lenguaje de
barricada ya devino en ese “infantilismo
revolucionario” que
tanto daño le hace al orden establecido, ese que a
ratos nos molesta…
pero es el que tenemos y hemos construido entre
todos.
Lo podemos cambiar,
cierto, pero jamás en torno a la lógica del combo,
lapiedra y el
escupitajo.
Camila: un viejo
adagio dice que hay que predicar con el ejemplo.
Antes de reclamar
contra el sistema binominal, de exigir justicia y
acusar de falta de
representatividad al gobierno, debes “partir por
ordenar la casa”.
No sé si estarás
enterada de que en la Feuc
la situación es muy injusta.
Allí el consejo opera
a través de un sistema de sufragios ponderados.
Según el sistema de
estos muchachos, un voto de un alumno de la
facultad de
Ingeniería (con 3.362 alumnos de pregrado) representa en
el consejo un 0,1 del
voto final. En cambio, un alumno de las carreras
de Física y
Matemáticas (con 410 alumnos de pregrado) representa un
0,7% del voto final.
Por lo tanto, el sufragio emitido por el
estudiante de Física
vale cinco veces más que el del alumno de
Ingeniería.
¿Es esto ejemplo de
representatividad?
Tú tampoco lo haces
nada de mal. No toda la opinión pública sabe que
fuiste elegida con
sólo 771 votos, de un total de 8.994 sufragios…y en
un universo de 21.547
estudiantes.
Luego, debes poner
cuidado a la hora de poner en duda la
representatividad de
nuestras autoridades.
Por otra parte, te
contaré que con un grupo de profesionales hacemos
charlas de liderazgo
y motivación. Nuestros precios son módicos y por
eso tenemos trabajo.
¡Hasta nos hemos dado
el lujo de no cobrar cuando hemos estado en
escuelas públicas
pobres y en la más absoluta orfandad!
Nos moldeamos a la
realidad chilena y cobramos lo justo. Ahora he
sabido que tú también
das charlas de liderazgo.
¡Bienvenida la
competencia! Pero cobrar $1.800.000 (un millón 800 mil
pesos) por charla,
¿no te parece un
precio prohibitivo para muchos que desean conocerte y
escucharte?
¿No estarás abusando
de tu minuto de fama?
¿Por qué abominas
tanto de las leyes del mercado pero las aplicas a tu
favor cuando te
conviene para el lucro personal?
¿No es destruir el
ominoso lucro lo que te motiva a dar la cara?
¿En qué quedamos?
Entiendo la
impulsividad de la juventud, pero hay que ponerle atajo.
Es cierto que el que
no se equivoca nunca, es porque nunca hace nada.
El problema es que
ustedes partieron al revés. Por estar mucho tiempo
sin hacer nada, viven
equivocándose.
Javier Abasolo.