Esta semana el mundo entero ha puesto sus
ojos en el ejercicio cívico que se está gestando en Cataluña, pero también
pudimos ver como el desequilibrado
gobierno español liderado por Mariano Rajoy, reprimió este grito de libertad y ha intentado
desesperadamente opacar este acto de autonomía.
Aquí a solo unos
cientos de kilómetros más cerca
al Wallmapu o País Mapuche, el Pueblo Rapa Nui, está escribiendo su propia
historia con puño y letra. Este pueblo con rasgos polinésicos, le revuelve el
gallinero al reino de chile, este pueblo consiente de su historia, consciente de su presente y su futuro, pero además
consciente de los antecedentes jurídicos y consuetudinarios que sustentan su
lucha, deciden dar el paso hacia la autonomía política, cultural, territorial y
económica, que para muchos es casi imposible.
Pero este grito de libertad, este proceso autonómico, tiene
características muy similares a lo que sucede en Cataluña, sus líderes, quienes
están llevando la batuta, son autoridades políticas envestidas por el estado,
es decir son autoridades de estado, pero elegidas democráticamente por el
pueblo, autoridades con características de funcionarios públicos, pero teniendo
en cuenta su envestidura dependiente, rompen todo los esquemas jurídicos y deciden
traspasar la línea del estado de derecho
y se arriesgan a transitar por la línea del derecho internacional, en términos vulgares, muerden la mano de quien
le da de comer, pero visto desde una óptica estratégica y que debiera ser el
proceso más justo, se arriesgan a ejercer el derecho de autonomía utilizando el
mal visto ejercicio de la conspiración.