Por Gastón Caminondo Vidal
Presidente Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco A.G.
Las víctimas de los atentados, hombres y mujeres,
trabajadores, pequeños y medianos agricultores, empresarios, profesores,
alumnos y habitantes del mundo rural, pierden en segundos lo que construyeron
en años de esfuerzo y emprendimiento.
Delincuentes a rostro cubierto y muchas veces amparados,
además, en la oscuridad de la noche, destruyen sus herramientas de trabajo y su
tranquilidad de vida. Su objetivo es administrar terror y miedo, asimilando las
guerrillas que quieren controlar un territorio para instaurar sus propias condiciones
y oprimir a quienes no concuerden con ellos.
El gobierno y sus instituciones deben aplicar toda la fuerza
de la ley y entregar a las policías los elementos y atribuciones necesarias,
para controlar y desbaratar organizaciones de carácter terrorista.
Los políticos se alejan de sus responsabilidades cuando
torpedean decisiones tan importantes tratando de obtener dividendos políticos,
y los tribunales al momento de enjuiciar o sentenciar a los pocos responsables
de estos delitos que ha sido posible aprehender, no debieran dejarse
influenciar por el origen de ellos, teniendo presente que los delincuentes
deben ser castigados, independiente de su origen, género, credo o religión.
¿Dónde quedan los derechos humanos de las víctimas y sus
familias, como de los trabajadores y carabineros violentados? La comunidad
olvida que estos derechos no hacen distingos, y se deben aplicar en forma
transversal en defensa de toda la sociedad.
Al final del día… sólo La Araucanía pagará la
cuenta.
Fuente: www.clave9.cl