Si hay algo complicado con lo que llamamos el ciclo de 24
horas, y que se refiere a la obligación de actualizar la información en el
minuto que los hechos suceden, es el nulo margen de maniobra para verificar
datos. La noticia sobre quiénes estaban detrás de los incendios en el sur de
Chile puede ser un buen ejemplo de cómo se enreda una historia cuando nadie
tiene tiempo de reportearla con calma.
Es tal la cantidad de información —chequeada y no chequeada— que fluye
en los medios, que es fácil confundir lo que es relevante y aquello que, muy
por el contrario, es solo propaganda, declaraciones histéricas y análisis
equivocados.
Por esta razón, intentamos tomar la hebra que llevó al
Gobierno a sospechar de la Coordinadora Arauco Malleco, CAM, haciéndose eco,
al menos públicamente, de un comunicado que se difundió en algunos medios
escritos y online y que atribuía actos de violencia a personas mapuches.
El día 3 de enero el sitio soychile.cl, específicamente el
de Temuco y que pertenece a la red del
diario Austral, publicó un comunicado, firmado por un grupo que se denomina “Órganos de
Resistencia Ancestral Mapuche de la
CAM ”. Esta es la primera vez que aparece en un medio de
comunicación una señal de la posible responsabilidad de la Coordinadora Arauco
Malleco en la quema de un helicóptero en Victoria. Cinco días más tarde, un
Centro de Documentación Mapuche Ñuke Mapu, con sede en Suecia, reproduce el
mismo comunicado, atribuyendo la fuente al diario El Mercurio. Es probable, entonces, que el Gobierno tomara
de estas declaraciones (salvo que tenga otras fuentes extra periodísticas que
se lo complementen) la certeza de que la
CAM estaba detrás del atentado al helicóptero. La pregunta
que nadie se hizo es si ese comunicado era verídico. Y, de acuerdo a nuestra
investigación, hay muchas dudas de que lo sea.
El tema no es menor, sobre todo hoy que el diario La Tercera ha sido apuntado
como un medio que falta a la verdad al difundir una conversación con el líder de la CAM , preso en Malleco, Héctor Llaitul, que
supuestamente el diario no tenía autorización a publicar. Lo que molestó a
Llaitul no fue que se filtrara el diálogo en el cual también estuvo presente un
periodista de la agencia France Presse. Su enojo estuvo con el quinto párrafo
de la crónica y que dice: “Una cosa es
que nos hallamos atribuido una quema de un helicóptero (el 30 de diciembre),
pero no por eso nos van a poner como los culpables de un acto criminal. Nada
tenemos que ver con Carahue, menos con Quillón, porque está fuera de nuestra
línea de acción”, dice (Llaitul).
Podría ser que Llaitul no estaba enterado de que había un
comunicado que atribuía a la CAM
la quema del helicóptero, cuestión que a algunos les cuesta creer. Y no sabemos
si cuando supuestamente dijo: “una cosa es que nos hallamos atribuido una quema
de un helicóptero”, lo hacía a título de ejemplo genérico y no porque estaba
avalando el hecho.
Le preguntamos vía email a Jorge Calbucura, coordinador del
Centro de Documentación Mapuche Ñuke Mapu, de dónde había salido el citado
comunicado que se atribuía a la
CAM y cómo chequeaban ellos que se tratara de una fuente
fidedigna. Su respuesta, el día 17 de enero, fue la siguiente: “Como no
disponemos de agencias de noticias tipo UPI o similares, tenemos que confiarnos
de nuestro sentido común y el factor determinante es la fuente física del
origen de la noticia; es decir persona, organización o circunstancias en que se
origina el comunicado o noticia. En fin, son varios los criterios a utilizar
para determinar la veracidad de la noticia o comunicado. Por sobre todo este
procedimiento es parte de un descernimiento subjetivo”.
Más adelante precisa que: “En forma activa se confabula la
posibilidad de infiltración y eventual contrabando de comunicados o noticias
falsas o falsificadas. Podemos decir que en el 99% logramos detectar los intentos
de infiltración de comunicados falsos. Es una práctica que en nuestra contra
practican desde hace muchos años los servicios de inteligencia chilenos”.
Por último, Calbucura expresa en el mail que: “En este caso
si proviene de alguien de confianza, naturalmente que es un antecedente de
garantía. En este caso fue así; y seguramente esa fue la idea de los estrategas
de la guerra informática de los servicios de inteligencia chilenos. Es así que
el 1% de margen de error se hizo realidad”. Al pedirle que precisara la fuente
que él estimaba “de confianza”, el coordinador del Centro de documentación
sueco, escribió: “El nivel de confiabilidad lo decidimos sobre la base de quien
es el remitente de nuestros comunicados. En este caso el mencionado comunicado
fue reenviado desde correo de nuestra fuente de confianza. Ese nombre no te lo
puedo dar. Lo que te adjunto es la dirección y fecha de origen del mensaje
original, que es el siguiente; organosderesistenciamapuchec@gmail.com”.
Siguiendo la pista escribimos al correo mencionado. Hasta la
hora presente no hemos tenido respuesta.
Lo que sí sabemos es que la CAM , al menos aquella que Llaitul como dirigente
representa, negó toda participación en los hechos que relata el famoso
comunicado. El día 17 de enero lo desmienten.
Hasta ahora hay muchas preguntas sin respuesta y, por
cierto, aún es tiempo de formularlas.
Por ejemplo al Gobierno: ¿ustedes tenían información que
atribuía actos de violencia a la
CAM además del comunicado firmado por los “órganos de
resistencia mapuche”? ¿Cuáles? ¿Por qué el ministro Chadwick cita ese
comunicado? ¿Cómo chequean la veracidad de aquéllos?
A la CAM ,
y específicamente a Héctor Llaitul: ¿usted conocía ese comunicado cuando el
periodista del diario La
Tercera conversa con usted en la cárcel? Si la CAM “actúa” sólo en
territorios determinados, y usted niega su participación en Carahue, ¿qué otros
grupos sí se “mueven” allí?
Y a los medios: ¿por qué hay tanto desconocimiento sobre
cómo se organizan las distintas facciones mapuches? ¿No es hora ya de
especializar a un par de periodistas en un tema que de por sí es relevante para
el país?
Fuente: www.puroperiodismo.cl