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sábado, abril 03, 2010

La Semana Santa en el mundo católico


La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo muchos católicos nos olvidamos de lo esencial, esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae. Para vivirla debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

En un principio se llamaba “La Gran Semana”, ahora se le llama Semana Santa y a sus días se les dice días santos. Comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua. Vivirla es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.


La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios. El sentido y contenido de estos días santos, seguro, nos pueden ayudar a reflexionar sobre el tipo de país que queremos o estamos construyendo. Podemos pensar en Dios y examinarnos si hemos actuado de acuerdo a su querer o al nuestro. Podemos pensar en la persona humana creada por Dios, y examinarnos si respetamos o no en Chile la vida. Podemos pensar en la virtud de la justicia y examinarnos si somos o no justos y buenos, etc.

Domingo de Ramos:

Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la celebración para que las bendigan ese día y participamos en la santa misa. Jesús es el único Rey de nuestros corazones. Aunque a veces a algunos personajes se les aclama como a reyes, se les trata como mesías, se les mira como salvadores, olvidándonos de que son simples personas. Nos podemos preguntar hoy en Chile ¿qué reyes o reinas estamos aclamando? ¿qué divinidad estamos tocando?

Jueves Santo:

Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicio. Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre, su alma y su divinidad. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron los soldados y Judas para aprehenderlo.

Jesús vino a servir y no a ser servido, Él mismo así lo enseña. En Chile ha habido hombres y mujeres que han seguido su ejemplo, sirviendo a los más pobres, a los niños y a los ancianos. Por ellos damos gracias a Dios y pedimos la gracia de imitarlos.

Viernes Santo:

Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

En
Chile el viernes santo para muchos compatriotas es día de oración y recogimiento. Vivamos ese día con silencio, austeridad, en forma sencilla, teniendo a Jesús en el centro de todo.

Sábado Santo o Sábado de Gloria:

Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo la vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús.

En esta celebración se acostumbra bendecir el agua para los bautismos y se enciende el cirio y las velas en señal de la Resurrección de Cristo, se canta el pregón y el gloria. Es la gran fiesta de los católicos. También este día es para estar con la Virgen María, en la soledad de la cruz.

Que importante sería darse un tiempo para la reflexión y oración personal en torno al misterio de Pasión y muerte del Señor. Pensar en nuestra cuota de responsabilidad y en nuestro pecado personal, para que haya dolor y arrepentimiento, finalizando con un buen propósito de conversión a Cristo.

Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:

Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida. El cumple su Palabra. Nunca nos abandona. Miremos la vida y el futuro de nuestra patria con fe y confianza. Primero en Dios, en los hombres y mujeres de Chile, sabiendo que podemos dar mucho más a Dios y a los hermanos, más verdad y amor, más justicia y caridad. Porque creo que para que exista una sociedad justa es necesario respetar la vida, los derechos de la persona creada a imagen de Dios, cuidar y fomentar la familia, cuidar la justicia y la caridad, como regalos y tareas del Señor.

Fuente: La Opinon

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