Como es habitual en la iglesia católica, cada ciertos años los cura-párrocos de las diferentes parroquias son trasladados por sus superiores hacia otras comunas. Y así como en su momento nos tocó despedir con nostalgia por ejemplo al padre Miguel y después al padre Mario, hoy es el turno del traslado del padre Patricio Gutierrez, más conocido por los jóvenes como el “Padre Pato”, quien después de seis años en la comuna, debe hacer sus maletas y emprender el viaje hacia su nueva destinación, en la cordillerana zona de Lonquimay.
Sus primeros años en Galvarino los desarrolló colaborando en la labor pastoral como Vicario y los últimos dos a cargo de la parroquia como Párroco de la Iglesia Católica San Antonio de Padua de Galvarino.
Cada sacerdote que pasa por la parroquia le imprime un sello propio y personal a su gestión, en el caso del Padre Pato, logró importantes logros en
Otro importante logro del padre Patricio durante su periodo como párroco en Galvarino, fue lograr la remodelación de la antigua casa parroquial, importante obra que fue financiada por el Obispado. Hoy la obra está terminada y la antigua casa parroquial luce una nueva y moderna fachada, tanto en su interior como exterior, quedando con importantes mejoras en habitabilidad y comodidad y que hoy es un orgullo para los católicos de Galvarino.
También el padre Pato se preocupó de solucionar definitivamente el poder calefacccionar el tremendo edificio parroquial, al adquirir una moderna y poderosa turbina de aire forzado a gas licuado, con la que con unos par de minutos de uso se logra calefaccionar la parroquia, para alegría y bienestar de los feligreses en tiempo de invierno, especialmente de la gente mayor.
Por último el sacerdote recibió en estos días una importante distinción de parte del alcalde de la comuna Miguel Hernández Zaffirio, al ser nominado en el acto de celebración de los 128º aniversario de Galvarino, como vecino destacado y que ha sido un aporte al desarrollo de esta comuna.
Un cura de bajo perfil, no muy amigo de las fotos y reportajes, pero que siempre nos recibió con mucha alegría y deferencia, nos comentó que igual siente nostalgia al dejar la comuna, fueron seis años de fructífero trabajo con la comunidad católica, pero que parte con mucha alegría, fe y esperanza a su nueva misión pastoral.
Desde este medio saludamos y despedimos al padre Pato, deseándole el mayor de los éxitos y bendiciones en su nueva destinación parroquial.
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